En la primera presidencia de Perón arribó a la Argentina el físico alemán Ronald Ritcher, escapando de la guerra. Este promete al presidente el control de la fusión nuclear, y se establece en la isla Huemul en Bariloche.
Hay dos procesos nucleares que producen energía: la fisión o rotura de núcleos pesados como el Uranio; y la fusión de núcleos livianos que son isótopos del Hidrógeno.
La fisión tiene un uso bélico (bomba nuclear) y varios usos pacíficos como la producción de energía eléctrica y usos medicinales.
Por el contrario con la fusión sólo se ha llegado a fabricar bombas atómicas. La fusión no ha logrado “controlarse” para usos pacíficos y es en este momento un tema de punta en las investigaciones de los físicos.
Sin embargo Ritcher “engatusó” a Perón diciéndole que iba a lograr este cometido ¡en la década del 40! Logró ingentes cantidades de dinero para sus instrumentos científicos e instalación de laboratorios en la isla Huemul donde trabajó secretamente.
En 1951 Perón anuncia al mundo el “control del poder atómico”. Desde ese mismo momento los laboratorios extranjeros empiezan a dudar de los resultados anunciados. Se produce una crisis de credibilidad en Argentina y se nombra a una comisión especial para investigar a Ritcher. El responsable de la comisión fue José A. Balseiro.
El resultado de la comisión es que Ritcher no había logrado el control de la fusión, ni mucho menos. En primer lugar su experimento alcanzaba los miles de grados cuando en realidad se necesitaban ciento de miles de grados. Por otro lado Ritcher creía haber logrado el “plasma” basándose en que el espectro debía correrse, cuando en realidad el espectro debe ensancharse. Ritcher mostró la fotografía del espectro corrida, pero la comisión encontró en ella errores de revelado. Por último Ritcher afirmaba que su detector había encontrado emisión de neutrones, lo que fue demostrado falso.
A todo esto se crea en Argentina la Comisión de Energía Atómica (CNEA). Balseiro funda un Instituto de Física en Bariloche sobre la base de los instrumentos que compró Ritcher. Este Instituto en algunos años alcanza renombre mundial. Paralelamente se desarrolla el plan nuclear argentino que lleva adelante la CNEA. Se construye Atucha I con una potencia de 320 MW y luego la central Embalse de Río Tercero con una potencia de 630 MW. Hoy día Argentina tiene, con estas dos centrales un 10% de energía de origen nuclear. Un récord para Latinoamérica. En 1980 se empezó a construir Atucha II, pero su construcción se detuvo en 1996. Ahora nuestro presidente ha ordenado continuar con ella y se espera tenerla para 2010. También se habla de una cuarta central. Así mismo Argentina cuenta con una planta enriquecedora de Uranio y una de agua pesada y muchos otros institutos de investigación pura y aplicada d4e la CNEA.
Por último quiero destacar que si bien Perón cometió un error de “inteligencia” debe respetarse su voluntad de embarcar al país en un plan nuclear, tema que un político no pudo eludir después de Hiroshima 1945.
LA ARGENTINA SIEMPRE TUVO LA POLÍTICA DE HACER UN PLAN NUCLEAR PACÍFICO. Por último debemos mucho a la generosidad de José Balseiro, promotor del instituto donde se forman los físicos e ingenieros nucleares. Balseiro, cordobés, desde su conversión al catolicismo en su corta vida mostró un empuje impresionante para que la ciencia y la técnica de nuestro país hayan alcanzado metas tan altas.
BIBLIOGRAFÍA
“J. A. Balseiro: Crónica de una ilusión.”
Arturo López Dávalos y Norma Badino
Ed. Fondo de cultura económica, 1999, Buenos Aires
“El Secreto atómico de Huemul”
Mario A. J. Mariscotti
Ed. Estudio Sigma 2004 Buenos Aires. Primera edición 1984
Dr Juan Ignacio Casaubon
Doctor en Física – UBA
jic@ub.edu.ar
http://es.geocities.com/jicasaubon (contiene Memória de la física 1971-2006)